jueves, 17 de julio de 2008

Ahora va la mía


Como diría mi nietecito "aquí ´toy", lo logré, pulsé "nueva entrada" otra vez. No sé muy bien para qué pero creo que se lo debo a Juancha, me explico:
Ayer estábamos en casa tomando unas chelitas, como ya es una bonita costumbre en estos días de "asueto" (ambos deberíamos estar haciendo la tesis, en fin), y comentábamos cómo es que la gente escribe sus más profundas paranoias o esquizofrenias o psicosis o..., bueno, nunca me gustó la psicología, en esta chingadera llamada Blog.
El caso es que, como siempre, recordamos nuestros no tan viejos años estudiantiles, a la banda letrosa y, por tanto, borracha, y las borracheras. La última donde casi todos nos reunimos fue la graduación. No sé bien a bien cómo la pasaron todos, pero yo no me puedo quejar, además, el oficio de quejumbroso me parece detestable (si ya pasó, ¡¡¡¡déjalo así y no estés chingando!!!!), confieso que alguna vez lo fui, pero ya estuvo. Varios de los presentes en aquella peda memorable escribieron su versión de los hechos y, para citar a Juana, lo hicieron como creyeron que les fue en la feria.
Es curioso lo que recuerdan de aquél día, por desgracia y gracias al alcohol, yo no recuerdo mucho más allá de las once de la noche cuando me echaron del lugar donde se llevaba a cabo tan glorioso acontecimiento, ¿las razones?, bueno, mejor dejo al lector que piense lo que se le dé su pinche gana (como decía Roman Ingarden). Así que, debido a toooodos los "puntos de indeterminación" que tengo de aquella noche, me dispuse a recrearla a partir de lo que los demás escribieron.
-¡No espérate! ¿De verdad pasó eso?, no me jodas, ¿eso hice? ¡Chale!- A ver, a ver, otra versión -No Doc., no te enojes conmigo, neta que no fue mi intención- Bueno, alguien menos agresivo -Maldito chango, ¿por qué demonios no me detuviste?, no güey, no te creo, eres bien pinche exagerado, neta, ya me acordé de ese pinche gorila sin dientes de La Dama que te quería madrear- Por Dios, ah no, Dios no fue... -Sí Marce, tienes razón, ya ni la chingo.- Uyyyy -Perdón Mare, estaba muy pedo y no me dí cuenta que te madrearon-
Mejor ya no le sigo, no sea que me acuerde de más cosas y entonces sí que no podría ver a la cara a un buen de banda. -Gracias Neto, es verdad todos la cagamos, sí sí, ya sé que tú más que cualquiera-
Después de ese exhaustivo recuento, no me quedó de otra más que justificarme y, leyendo a Huidobro encontré redención "Si yo no hiciera al menos una locura al año, me volvería loco", mil gracias Vicentito.
Bueno, hay muchas y muy chidas fotos, pero faltó la del momento cumbre, para mí (aclaro eh, sólo para mí) de la noche, ese cuando tras nuestra deshonrosa despedida, Anuar y yo vomitábamos en botes de basura contiguos fuera del antro ese, que la virgencita de Guadalupe bendiga al municipio por ello.
Esta es mi versión de todo ese desmadre, no culpo a nadie de mis actos, que no se culpe a nadie pues, de todas maneras "de pie sigo" y "aquí ´toy".


sábado, 28 de junio de 2008

Para continuar con la agrafía

Cada vez que pulso "nueva entrada" me entra un pánico de entrar en un lugar desconocido y oscuro sin acaso una luz que me ilumine, y es que yo quisiera, en verdad quisiera, poder escribir lo que me pasa y que me invento. Del dolor, del silencio, de la muerte ¿qué decir?, ¿no todo está ya dicho y no hacemos más que mentirnos que escribimos algo medianamente nuevo?
"Termina con la agrafía", escribe sobre lo que no te deja escribir... Podría mejor, y esto es verdad, continuar impune del delito que cometo cada vez que pulso "nueva entrada"

martes, 3 de junio de 2008

Si no escribo

Si no escribo es porque no tengo nada que escribir, si no hablo es porque no tengo nada que decir. Ya no recuerdo desde cuando he estado evitando visitar esta página y ver que no hay nada, que todos los comentarios son tan viejos y lejanos que me saben a otra vida, sin embargo, me encontré con uno no tan viejo pero sí proveniente de otra vida y, como en las entradas del diccionario que obligan al que algo busca, viajé por los remitentes de esos comentarios. Leí con morbo las pasiones, los odios, los anhelos, los recuerdos oscuros, las anécdotas divertidas y, en fin, esas ficciones que nos acercan un poquito a la vida...
Odiar es un deporte difícil pero tal vez es mejor que dejarse llevar por el silencio, arrastrarse acompañado de silencio hacia la muerte de algún tiempo, esa que nos lleva a no escribir, a no hablar porque no hay nada que salga de aquí...