miércoles, 10 de octubre de 2007

Por congruencia

Me he dado cuenta que para decir lo que se piensa, cualquiera; así que ahí va.
Antes que otra cosa debo aclarar que no soy perredista, ni lopezobradorista (si no se escribe así ni modo), mucho menos me gusta tirarle, así porque si, mierda al pan (Dios me libre), y de los muertos ni hablar (rip, es decir, pri). Es sólo que hoy pasó algo que me recordó la falta de lógica que, "a veces", tienen los políticos:
¿Qué diferencia existe entre "cállate chachalaca" y "El que se va, se calla". Ambas frases fueron dirigidas al hoy ex presidente (no sé cómo puede ser "ex presidente" si en realidad jamás dio muestra de saber ser presidente, en fin...) Vicente Fox, sólo que la primera fue a cargo del peje (entiéndase Andrés Manuel López Obrador) durante su campaña por la presidencia de México hace un tiempito, y la segunda a cargo del flamante secretario de gobernación del actual gobierno de Felipe "la chiquita" Calderón, Francisco Ramírez Acuña.
Cuando lo dijo el peje, casi lo querían linchar; ahora que paquito lo "recomienda" no hay pex. Es cierto que las pendejadas de Foxy son más notorias ahora que ya no tiene la banda (la presidencial y la cargada panista) con él; sin embargo, de que ambos lo callaron no hay duda.
Hay México, México, México... ¿Qué será de nosotros? Como dice mi abuela, "los patos no le tiran a las escopetas" pero ahora que las escopetas nuevas le tiran a las escopetas viejas, nosotros los patos estamos más que jodidos.

domingo, 26 de agosto de 2007

Esto no es palabra de Dios (Fragmento)

Cuando alguien se pregunta a cerca del concepto de la originalidad, tal es mi caso en esta no-reflexión, se estrella inevitablemente en una multitud de consideraciones. Están, por ejemplo, la teoría sobre El origen de las especies de Darwin, la creación divina, la generación espontánea, el genio creador y no sé cuántas más.
El caso es que me encontraba queriendo escribir algo a cerca de los objetos inútiles. Había estado aplazándolo para cuando terminara una investigación que me daría algo de dinero para seguir sobreviviendo y, debido a que ésta se me convirtió en una desesperada lucha por entender algunos conceptos filosóficos, el plazo se hizo demasiado largo.
Lo que sí conseguí fue contaminarme con tantos trabalenguas cósicos Heideggerianos que, al terminar el estudio que realizaba y enfocarme de lleno a la reflexión de objetos inútiles, ya me preguntaba por lo que de inútil tiene el inútil y otras cosas por el estilo. Mala idea comenzar algo literario sin el debido reposo filosófico.
Como ya te habrás dado cuenta, no soy ni un poco ducho en el campo tan caóticamente sistemático de la filosofía, sin embargo, la curiosidad por esta disciplina primigenia me llevó a pensar dónde está precisamente eso, lo primero, el origen. Otro craso error. ¿Para qué la atracción por lo indefinible? Bueno, veamos que sale:
«Y Dios dijo hágase la luz, y la luz se hizo» Pero, como la religiosidad no es lo mío, vayamos por otro lado. Lo importante en esa frase no es «Dios» sino «dijo», ¡claro! La creación, el origen, está en el lenguaje: decir es hacer. Entonces ¿cada vez que alguien dice algo, está creando? Por supuesto que el lenguaje no se reduce a las palabras, el campo de los signos es más amplio; digamos entonces que cada vez que alguien emite un signo, crea.
Si lo anterior fuese cierto, ¿qué hay en la producción en serie de original?, ¿acaso ésta no sigue un patrón? Lo original residiría entonces en la creación de dicho patrón. Se me ocurre un ejemplo: uno de los grandes inventos de la historia fue el aparentemente insignificante cortaúñas, ese artefacto consistente en un par de palancas con cuchillas en el extremo más corto; la probadísima utilidad de dicho invento no lo hace, sin embargo, original. Con una pequeña ojeada a cualquier historia de los inventos, sí no importa que sea en Internet, nos llevará a revisar como antecedentes del cortaúñas desde las tijeras, el cuchillo y la palanca, hasta llegar a la mismísima roca afilada, no obstante, ¿a quién le podemos atribuir la fabulosa idea de fragmentar una roca y usar la parte cortante para fines provechosos?

domingo, 12 de agosto de 2007

Todavía lo recuerdo

No estoy frente al pelotón de fusilamiento (lo estaré cuando alguien lea esto),no era mi padre (porque ya no vivía ahí) y ¿para qué conocer el hielo si prácticamente nací con él pegado a mis tobillos? (Durante gran parte del año, la tierra de la ahora muy triste ciudad Sahagún amanecía helada).
No, "ahora que tengo un alma que no tenía", recuerdo: se trataba de mi tío Fernando, yo iba a su casa para protegerme del viento, pero un día no lo encontré. La puerta la abrío su esposa, la hermana de mi mamá, Cristina; ella ya sabía que mi refugio estaba ahí. -Hola hijo, pasa, Fernando no tarda en llegar.
Yo me entretenía revisando la interminable colección de discos de vinil en tan buen estado que parecían recién comprados; ahí estaba Janis Joplin, Black Sabat, Deep Purple, The Doors, The Roling Stones, The Beatles, John Lenon y Paul McCartney por separado, Bob Dylan, The Who; pero, en la sección de música en español lo encontré, se llamaba Joan Manuel Serrat y el disco: Mediterráneo. Lo escuché completo.
La verdad a mis ocho años no entendía gran cosa de lo que Serrat decía, lo que sí es que me gustó tanto que cuando llegó Fernando y me vio ahí, sentado en el suelo y con una cara entre deprimido y feliz, me ayudó a grabar en un cassette su disco. Duarante los siguientes fines de semana, tras haber ahorrado el dinero que me daban para desayunar en la escuela compré cassettes para grabar todos los discos de Serrat que tenía Fernando.
Al pasar el tiempo fui comprendiendo más y más palabras, supongo que era bastante extraño para mi familia verme, diccionario en mano, escuchando esa música no apropiada para niños hasta en las reuniones familiares.
El caso es que a fuerza de las desventuras que iba teniendo en mi vida, que sigo teniendo, esos cassettes, después cds y ahora mp3 (todavía no llego al 4), siguen siendo ese refugio que la casa de Fernando me ofrecía.